viernes, 5 de febrero de 2010

Los Dalton: Dos hombres y su destino.

Los Dalton: Dos hombres y su destino.
Robo la traducción “parcial” de un titulo de un clásico del cine “Butch Cassidy and the Sundance Kid”, para hablar de dos jugadores que sembraron el pánico en el panorama del baloncesto español allá por finales de los 80 y principios del 90. Exactamente, cuando más dinero había tanto en primera B como en ACB, después del boom real y único de la plata de Los Ángeles 84.
Los Dalton. Hermanos gemelos que dos años después del citado “boom”, protagonizaron su propio “boom” a unos niveles inimaginables y que, creo, que ni el mejor cineasta sería capaz de captar en exactitud lo que hicieron estos dos mediocres jugadores que llegaron a jugar en la ACB gracias a un ascenso rocambolesco con play-off en cancha contraria contra Tizona de Burgos y Caja de Ronda.
Su formación la realizan en el prestigioso colegio del barrio de Usera de San Viator, cuna de grandes jugadores ACB, con todo el mérito por parte del Sr. Domaica , “Dudi”, y muchos más, que siguen dando el callo allí. Dribling, Estudiantes uno de ellos en el año que casi descienden (84), son algunos de sus equipos antes de aterrizar en Granada y “conquistar” la ciudad por completo en lo que no sólo a baloncesto se refiere.
Los Dalton se matriculan en la facultad de derecho pero no pueden pisar las clases pues están en un equipo profesional. En el citado 86 ascienden con el Oximesa a la ACB y se mantienen en el equipo hasta un año antes de su desaparición, nada más y nada menos que en el año 91 como Puleva de Granada (el equipo desaparece como Granada, el de Moncho Monsalve en el 92, al descender). Cinco años para hacer una carrera de derecho y terminar uno de ellos como juez en Toledo y otro en una entidad bancaria importante.
Yo sufrí a los Dalton con pocos años de vida. En plena adolescencia en una etapa y con 18 años en otra, les vi entrenar, les vi jugar, les vi como NO querían ganar partidos para echar entrenadores (que le pregunten a Vujosevic del Partizan por ellos).
Recuerdo como en un partido fueron capaces de celebrar por todo lo alto la victoria ante un rival directo por un punto en el último segundo, al Cajacanarias, celebrarlo ante el público de Albolote y llegar luego al vestuario y reventar delante de su entrenador la puerta del vestuario porque no querían ganar con el dirigente del equipo de turno.
Ponían chinitas en las ruedas del coche del entrenador para desinflarlas antes de que saliera de vestuario para que pudiera tener un problema vial grave, cortaban las cintas de video VHS de scouting, tenían en jaque al presidente del club, al cual lo tenían maniatado y no podía echarlos (prefiero no explicar porque el presidente del club no podía echarlos, aunque quisiera, pues es demasiado fuerte).
Arrastraron a jugadores con gran proyección para destruirlos como tales y convertirlos en jugadores mediocres y vagos.
Ellos no tenían padre manager. Pero si tenían, curiosamente, madre manager, la cual se encargaba de hablar con el entrenador e indicarle quienes eran los jugadores que perjudicaban al equipo (jamás sus hijos, por Dios).
Dicen que de pequeños ya se cambiaban las camisetas en su colegio cuando tenían problemas de faltas uno de ellos, aprovechando los tiempos muertos para engañar a los árbitros.
En Granada los Dalton no pisaban la facultad pero si pisaban los alrededores de “Granada 2000”, una discoteca ya desaparecida con alguna profesora de derecho mercantil y otras forofas que les veían los partidos. Eran unos seductores y unos embaucadores. También esquiaban en Sierra Nevada aunque estuviera prohibido por contrato.
Eran unos “santos”. Todavía hay personas que les hace gracia su “leyenda” pero hicieron sufrir a muchos compañeros de equipo, a sus entrenadores, a sus fervientes seguidores, (hasta que estos se dieron cuenta, demasiado tarde, de a que se dedicaban y les silbaban en sus últimos partidos). Su único problema era que Granada no es muy grande…
Los Dalton cuentan que es un mote de un periodista del diario “Deia” del país vasco. Jamás pudo dar más en el clavo el inventor de aquel mote. Los Dalton existieron en realidad y aunque salen en comics de “Lucky Lucke” también, los que están puestos en la materia saben que estos eran cuatro y no dos.
Para eso, el gran filosofo inglés Thomas Hobbes ya lo dijo hace unos siglos: “El día que yo nací, mi madre parió dos gemelos: yo y mi miedo”. Eso nos pasa a todos. Tal vez a los Dalton no, porque ellos no sólo nacieron con el miedo ambos (supongo), sino que también daban todo el miedo del mundo, por eso se puede decir que eran cuatro como los que existieron tanto en la realidad como en los comic.
El destino de los Dalton es fabuloso. Dos jugadores multimillonarios, juez y banquero. Lo que no sé es donde está su conciencia. Sólo espero que la última imagen y su último destino sea igual que la instantánea de este ultimo fotograma de la gran película con Paul Newman y Robert Redford. Espero que algún día paguen sus “delitos y faltas”.
Son la parte negra del baloncesto español. Doy fe de ello. No me gustaría estar en su destino por la mala conciencia que tienen que tener. Eso sí, si gente así la vamos a tener de juez un día, este país marchaba antes y sigue marchando, pero que muy ¡BIEN!. Ver para creer.
“Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo, cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo”. Proverbio Chino.