Tendría 20 años cuando ‘cursaba’ mi segundo año como entrenador de la
cantera de Estudiantes. Han pasado ya 18 años de aprendizaje continuo
como observador de una de las canteras más reconocidas en nuestro país.
Recuerdo lo poco que me enseñaron mis ‘jefes’ por aquel entonces (José Vicente Hernández y Ángel Goñi),
pero me dieron dos consejos que los he llevado conmigo todos estos años
y los he aplicado en cuanto he podido. Uno cada uno. En temas de
baloncesto poco hablaban con un entrenador que parecía que tenía que
traer los deberes hechos de casa, pues mi formación como entrenador la
daban por hecha.
Jose Vicente Hernández (‘er Pepus’, como dice un ‘amigo’ mío) me echó una bronca monumental un día por preguntarle que de cuanto había perdido un equipo de la cantera. Me dijo: “¿Qué pasa, que no puedes preguntar de cuánto ha ganado?”. No es ninguna tontería lo que me dijo. Me lo grabé en la cabezota para no olvidarlo jamás.
Jose Vicente Hernández (‘er Pepus’, como dice un ‘amigo’ mío) me echó una bronca monumental un día por preguntarle que de cuanto había perdido un equipo de la cantera. Me dijo: “¿Qué pasa, que no puedes preguntar de cuánto ha ganado?”. No es ninguna tontería lo que me dijo. Me lo grabé en la cabezota para no olvidarlo jamás.
Ángel Goñi me dio la mejor de las lecciones de humildad (él es muy
navarrico y presume de ello como gente noble y legal). Yo llegué de un
partido de fuera y solíamos ir a ‘la nevera’ después de los partidos que
jugábamos de visitantes porque siempre había un partido bueno sobre las
12.30 h. Llegué eufórico porque mi equipo había ganado por 15 puntos
fuera de casa. Ángel me abordó y me preguntó por mi resultado. Se lo
dije muy contento y me contestó lo siguiente: “Muy bien, enhorabuena,
te han sobrado 14 puntos para ganar”. Me encantó esta frase, aunque le
he dado más vueltas en mi vida que una noria. Y me hizo sufrir mucho.
Creo que la entendí cada vez que disputaba partidos y partidos.
Cosas de la vida. He llegado a estar en tres etapas como entrenador en el club de mi colegio (es que soy de los que piensan que el orden de los factores sí es importante) y debo de ostentar un récord extraño en este aspecto. Del 92 al 95, en la 04-05 y en la 09-10.
En las dos primeras etapas me dejaron a mí. En la tercera, les dejé yo. Otra pasión estaba muy por encima del club actual y que extrañó al más pintado: el arbitraje.
Algún estúpido creyó que era el dinero. Otros nunca lo entenderán, pero es que la cantera del Estudiantes, para mí, ha dejado de ser importante en la calle Serrano. Importa el ACB y la supervivencia del mismo por encima del bien y del mal, utilizando cualquier medio para ello. La cantera es utilizada para generar ingresos, para que juegue el que conviene y no el que debe y si hay que hacer hasta la letra Z para generar ingresos, se utiliza la dichosa letra. Mercancías. “El patio de colegio” es una mentira más, y ese término lo destrozó el mismo que se dedicó a vivir de ello pregonándolo por todas partes para que España entera se lo creyera. ¿Somos de un patio de colegio? Nunca lo fuimos. Ramiro está muy por encima del club. En la actualidad son dos estamentos enfrentados y muy diferentes. Por desgracia. Pero el Ramiro se cansó de tanta tiranía.
Anteayer visité con mi actual equipo el Magariños. Aquel lugar donde uno hacia gimnasia después de que Juan de Dios Román dejara de entrenar al mejor equipo del mundo de balonmano, que se llamaba Atlético de Madrid. Luego, a alguno le extraña la simpatía que tenemos por el ‘Atleti’ algunos auténticos de Ramiro…
Y me dieron los 100 (lo siento Sabina, por copiarte tanto). Un entrenador del que no sé su procedencia (los entrenadores de Ramiro se cuentan con tres dedos de una mano) tuvo la habilidad de pedir dos tiempos muertos cuando su equipo ganaba 35-8 y después cuando su equipo ganaba 86-20. Su equipo buscó de su mano el objetivo ‘maravilloso’ de ir a meter más de 100 puntos al contrario. De lo que no se da cuenta este entrenador es de que ha dejado a unos chavales de 17 años destrozados, ha matado a un entrenador colega desde la formación o la deformación. El equipo nuestro era un equipo feliz antes de este partido. Ya ha dejado de serlo. Vi demasiado músculo, demasiado mate, demasiados ‘alley-hoop’… un contrasentido de lo que ‘mamé’ desde pequeño y, entonces, me acordé de las palabras de Goñi. Y pensé: De esta diferencia, ¿qué diría Ángel? ¿Que le sobran 100 puntos a un entrenador de su cantera para ganar? Yo ya tengo la respuesta. Más de cien mentiras llevaban esos 101 puntos. Todos los jugadores de ese equipo en dos años se tendrán que buscar la vida para seguir jugando fuera de la entidad.
Esa es la única verdad que queda de la cantera estudiantil. Todo lo demás, más de cien mentiras… incluso las palabras de Ángel.
Cosas de la vida. He llegado a estar en tres etapas como entrenador en el club de mi colegio (es que soy de los que piensan que el orden de los factores sí es importante) y debo de ostentar un récord extraño en este aspecto. Del 92 al 95, en la 04-05 y en la 09-10.
En las dos primeras etapas me dejaron a mí. En la tercera, les dejé yo. Otra pasión estaba muy por encima del club actual y que extrañó al más pintado: el arbitraje.
Algún estúpido creyó que era el dinero. Otros nunca lo entenderán, pero es que la cantera del Estudiantes, para mí, ha dejado de ser importante en la calle Serrano. Importa el ACB y la supervivencia del mismo por encima del bien y del mal, utilizando cualquier medio para ello. La cantera es utilizada para generar ingresos, para que juegue el que conviene y no el que debe y si hay que hacer hasta la letra Z para generar ingresos, se utiliza la dichosa letra. Mercancías. “El patio de colegio” es una mentira más, y ese término lo destrozó el mismo que se dedicó a vivir de ello pregonándolo por todas partes para que España entera se lo creyera. ¿Somos de un patio de colegio? Nunca lo fuimos. Ramiro está muy por encima del club. En la actualidad son dos estamentos enfrentados y muy diferentes. Por desgracia. Pero el Ramiro se cansó de tanta tiranía.
Anteayer visité con mi actual equipo el Magariños. Aquel lugar donde uno hacia gimnasia después de que Juan de Dios Román dejara de entrenar al mejor equipo del mundo de balonmano, que se llamaba Atlético de Madrid. Luego, a alguno le extraña la simpatía que tenemos por el ‘Atleti’ algunos auténticos de Ramiro…
Y me dieron los 100 (lo siento Sabina, por copiarte tanto). Un entrenador del que no sé su procedencia (los entrenadores de Ramiro se cuentan con tres dedos de una mano) tuvo la habilidad de pedir dos tiempos muertos cuando su equipo ganaba 35-8 y después cuando su equipo ganaba 86-20. Su equipo buscó de su mano el objetivo ‘maravilloso’ de ir a meter más de 100 puntos al contrario. De lo que no se da cuenta este entrenador es de que ha dejado a unos chavales de 17 años destrozados, ha matado a un entrenador colega desde la formación o la deformación. El equipo nuestro era un equipo feliz antes de este partido. Ya ha dejado de serlo. Vi demasiado músculo, demasiado mate, demasiados ‘alley-hoop’… un contrasentido de lo que ‘mamé’ desde pequeño y, entonces, me acordé de las palabras de Goñi. Y pensé: De esta diferencia, ¿qué diría Ángel? ¿Que le sobran 100 puntos a un entrenador de su cantera para ganar? Yo ya tengo la respuesta. Más de cien mentiras llevaban esos 101 puntos. Todos los jugadores de ese equipo en dos años se tendrán que buscar la vida para seguir jugando fuera de la entidad.
Esa es la única verdad que queda de la cantera estudiantil. Todo lo demás, más de cien mentiras… incluso las palabras de Ángel.
“Con la mentira se puede llegar muy lejos, pero sin esperanza de volver” (proverbio chino).
• El autor de este artículo ha sido jugador de Estudiantes de cantera, entrenador de cantera de Estudiantes; técnico durante seis años del equipo Ramiro de Maeztu y máximo dirigente de la Liga Interna de baloncesto durante nueve años, una liga pagada por el club al Ramiro. Y, ante todo, alumno del Ramiro durante once años.