martes, 29 de noviembre de 2011

Más de cien mentiras

Tendría 20 años cuando ‘cursaba’ mi segundo año como entrenador de la cantera de Estudiantes. Han pasado ya 18 años de aprendizaje continuo como observador de una de las canteras más reconocidas en nuestro país. Recuerdo lo poco que me enseñaron mis ‘jefes’ por aquel entonces (José Vicente Hernández y Ángel Goñi), pero me dieron dos consejos que los he llevado conmigo todos estos años y los he aplicado en cuanto he podido. Uno cada uno. En temas de baloncesto poco hablaban con un entrenador que parecía que tenía que traer los deberes hechos de casa, pues mi formación como entrenador la daban por hecha.

Jose Vicente Hernández (‘er Pepus’, como dice un ‘amigo’ mío) me echó una bronca monumental un día por preguntarle que de cuanto había perdido un equipo de la cantera. Me dijo: “¿Qué pasa, que no puedes preguntar de cuánto ha ganado?”. No es ninguna tontería lo que me dijo. Me lo grabé en la cabezota para no olvidarlo jamás.


Ángel Goñi me dio la mejor de las lecciones de humildad (él es muy navarrico y presume de ello como gente noble y legal). Yo llegué de un partido de fuera y solíamos ir a ‘la nevera’ después de los partidos que jugábamos de visitantes porque siempre había un partido bueno sobre las 12.30 h. Llegué eufórico porque mi equipo había ganado por 15 puntos fuera de casa. Ángel me abordó y me preguntó por mi resultado. Se lo dije muy contento y me contestó lo siguiente: “Muy bien, enhorabuena, te han sobrado 14 puntos para ganar”. Me encantó esta frase, aunque le he dado más vueltas en mi vida que una noria. Y me hizo sufrir mucho. Creo que la entendí cada vez que disputaba partidos y partidos.

Cosas de la vida. He llegado a estar en tres etapas como entrenador en el club de mi colegio (es que soy de los que piensan que el orden de los factores sí es importante) y debo de ostentar un récord extraño en este aspecto. Del 92 al 95, en la 04-05 y en la 09-10.

En las dos primeras etapas me dejaron a mí. En la tercera, les dejé yo. Otra pasión estaba muy por encima del club actual y que extrañó al más pintado: el arbitraje.

Algún estúpido creyó que era el dinero. Otros nunca lo entenderán, pero es que la cantera del Estudiantes, para mí, ha dejado de ser importante en la calle Serrano. Importa el ACB y la supervivencia del mismo por encima del bien y del mal, utilizando cualquier medio para ello. La cantera es utilizada para generar ingresos, para que juegue el que conviene y no el que debe y si hay que hacer hasta la letra Z para generar ingresos, se utiliza la dichosa letra. Mercancías. “El patio de colegio” es una mentira más, y ese término lo destrozó el mismo que se dedicó a vivir de ello pregonándolo por todas partes para que España entera se lo creyera. ¿Somos de un patio de colegio? Nunca lo fuimos. Ramiro está muy por encima del club. En la actualidad son dos estamentos enfrentados y muy diferentes. Por desgracia. Pero el Ramiro se cansó de tanta tiranía.

Anteayer visité con mi actual equipo el Magariños. Aquel lugar donde uno hacia gimnasia después de que Juan de Dios Román dejara de entrenar al mejor equipo del mundo de balonmano, que se llamaba Atlético de Madrid. Luego, a alguno le extraña la simpatía que tenemos por el ‘Atleti’ algunos auténticos de Ramiro…

Y me dieron los 100 (lo siento Sabina, por copiarte tanto). Un entrenador del que no sé su procedencia (los entrenadores de Ramiro se cuentan con tres dedos de una mano) tuvo la habilidad de pedir dos tiempos muertos cuando su equipo ganaba 35-8 y después cuando su equipo ganaba 86-20. Su equipo buscó de su mano el objetivo ‘maravilloso’ de ir a meter más de 100 puntos al contrario. De lo que no se da cuenta este entrenador es de que ha dejado a unos chavales de 17 años destrozados, ha matado a un entrenador colega desde la formación o la deformación. El equipo nuestro era un equipo feliz antes de este partido. Ya ha dejado de serlo. Vi demasiado músculo, demasiado mate, demasiados ‘alley-hoop’… un contrasentido de lo que ‘mamé’ desde pequeño y, entonces, me acordé de las palabras de Goñi. Y pensé: De esta diferencia, ¿qué diría Ángel? ¿Que le sobran 100 puntos a un entrenador de su cantera para ganar? Yo ya tengo la respuesta. Más de cien mentiras llevaban esos 101 puntos. Todos los jugadores de ese equipo en dos años se tendrán que buscar la vida para seguir jugando fuera de la entidad.

Esa es la única verdad que queda de la cantera estudiantil. Todo lo demás, más de cien mentiras… incluso las palabras de Ángel.

 “Con la mentira se puede llegar muy lejos, pero sin esperanza de volver” (proverbio chino).

• El autor de este artículo ha sido jugador de Estudiantes de cantera, entrenador de cantera de Estudiantes; técnico durante seis años del equipo Ramiro de Maeztu y máximo dirigente de la Liga Interna de baloncesto durante nueve años, una liga pagada por el club al Ramiro. Y, ante todo, alumno del Ramiro durante once años.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Entrenar arbitrando

Ocurrió hace ya dos años cuando decidí compaginar la técnica de entrenamiento con la práctica del arbitraje para la enseñanza de este deporte.
Lo hice con el primer equipo de Ramiro júnior (todos los jugadores del instituto) inscrito en la Federación de Baloncesto de Madrid como Estudiantes “C” y en una liga federada por debajo de la serie A de los mejores 48 equipos de Madrid.
La práctica del arbitraje iría por delante en mi confección de los entrenamientos y la forma en la que me iba a dirigir a mis jugadores iba a ser la de un árbitro que les enseña el reglamento y no tanto como un entrenador que les dirige un entrenamiento habitual. Mis expresiones salían del reglamento puro y duro y no de las clases ni clinics que me habían impartido los entrenadores durante casi veinte años. Los entrenadores hablan otro “idioma” que el árbitro como ya escribí en “Baloncesto Bilingüe” en su día. Cuando los primeros hablan de lado débil, los otros hablan de rectángulos del 1 al 6.
Les hable de lesiones. De su manera de reaccionar ante una lesión en un partido. Que no parasen. Que el juego no se tiene porque detener. Y les explique el espíritu de la regla que no es otra que evitar que un equipo se aproveche de una lesión ficticia para parar el juego.
Practicamos el avance ilegal con ejercicios de 1x1 recibiendo el atacante el balón en carrera después de un pase y pase de vuelta del defensor (ejercicio de cuatro esquinas en medio campo). Objetivo: No hacer pasos de salida tras recibir en carrera. Nos pitaban muy pocas violaciones.
En el mismo ejercicio practicábamos la acción de tiro y sólo podían dar un bote al recibir y antes de que llegase el defensor al balón este tenía que ser cogido para recalcarles que la acción de tiro comienza cuando un balón reposa en una o en ambas manos y se tiene una trayectoria hacia canasta. Con eso logramos bastantes dos más uno en la liga.
Con una presión en todo el campo y una zona press (forma de defender del equipo en el año) provocábamos las situaciones de campo atrás, sabiendo siempre que el jugador no comete campo atrás hasta que pasa con sus pies y el balón. La cuenta de ocho segundos se les hacía siempre. Recuperamos muchos balones gracias a estas defensas y provocábamos ocho segundos o campos atrás.
Interposiciones e interferencias. No tocar jamás ningún balón que vaya por encima del aro. Ni siquiera intentarlo para barrerlo después de que tocase el aro ya que el equipo no media tanto como para entrenarlo. Hacíamos ruedas de canasta pasada para encestar tocando sólo el tablero y la red (el balón). El pasador iba a coger y palmear el rebote pero aprovechando su “timming” para realizarlo y pasar al compañero.
Contacto. Principios de cilindro. Se le metía en la cabeza al jugador que todos eran un cilindro y que tenían que moverse como tales. Ocupar posiciones en el campo de manera legal y antes que otro. Que sus brazos se utilizaran más en el perímetro pero que según se fueran acercando al aro los tuviera en alto para que los árbitros les vieran las manos y evitar que les pitaran faltas. Desplazamientos laterales con los brazos más arriba según eran vencidos. Conseguir que las primeras cuatro faltas jamás fueran de tiros libres.
Posición legal de defensa. Decía al jugador exactamente lo que dictaba el reglamento. “Al jugador con balón no le tienes porque dar ni tiempo ni distancia, presiónalo”, en cambio, al jugador sin balón “le tienes que dar tiempo y distancia” por lo que utiliza los bloqueos defensivos con cabeza y no pongas bloqueos en defensa (body-checks) pues son ilegales. No ir a hacerlos, si hacerlos “de parado”. Provocar cargas en todo caso.
Falta antideportiva. Desde 2x2 a 5x5 nos valía para practicarlo. Incidir en qué momento el árbitro va a considerar la falta antideportiva y señalar que en caso de que un jugador se vaya hacia canasta con mucha ventaja, esperar a que coja el balón para hacerle la falta pues a partir de ese momento ya deja de valorarse la falta por ser el último jugador, sino por la falta en cuestión.
Faltas técnicas. Ejercicios para cargar con balón y analizar si nos tiramos y si por ello nos pueden pitar técnicas por simulación (“acting”). No nos pitaron muchas faltas en ataque pero tampoco nos pitaron técnicas por ello pues nadie intentaba engañar al árbitro.
Ventaja/desventaja. Explicaba que nunca parasemos salvo que se oyese un pitido claro y que jugáramos hacía canasta siempre, hasta conseguirla. No parar el juego jamás ni en defensa ni en ataque.
Esto sólo lo pude hacer con un equipo muy técnico, muy viciado y que se aburría con los entrenamientos convencionales. No recomendable para el inicio del baloncesto. Sí para categorías a partir de júnior.
Quería agradecer el interés del entrenador de Liga Femenina 2, Diego Rubio, de Estudiantes, por el interés mostrado para trabajar con el femenino del club de esta manera también. A Enmanuel y su cadete B masculino, así como a todos los que consideran al árbitro como una herramienta para el juego y su entrenamiento. A Gallego, Javi Portela. Mariano de Pablos y Pablo Borrás. Y por supuesto a Jose Canales por ser la persona que introdujo en el club (y a través de los campus) al árbitro como parte fundamental de la educación de nuestros jóvenes.
A José Luis, mi gran ayudante en esta “revolución”.
Gracias a mi equipo por obedecer y trabajar en pos de un triunfo conseguido a través del entrenamiento “diferente”. Quedar campeones de 48 equipos y ascender a A2 por un solo punto no es fruto de la casualidad.
El autor de este artículo es entrenador desde 1991 y árbitro de la FBM desde el año 1992.