sábado, 24 de marzo de 2012

...enterradores(y II)

¿Por qué “enterradores”? ¿Por qué estos ex entrenadores dejaron de luchar por ser lo que querían ser siendo muy jóvenes con la ilusión que demostraban? ¿Dinero fácil? ¿Dinero rápido? ¿Fracaso en la idea de ser lo que querían ser? ¿Su actual posición, da satisfacciones personales? ¿Es realmente legal lo que hacen? ¿Cuánto han cambiado al baloncesto español? ¿Cuánto han ayudado al jugador y cuanto al entrenador con sus gestiones? Estas y cien mil preguntas más no paran de martillear mi cabeza. Tal vez me han afectado mucho las últimas “retiradas” del “Sheriff” Manel Comas (recupérate pronto Manel) y el cese de Aito García Reneses el año pasado en Málaga. Con ellos se apaga un modelo de entrenador en España. Un estilo que dominó el baloncesto del “boom ´84”, que diseñaban, por encima de agentes, las plantillas de los equipos. Ni siquiera ellos los necesitaban para ser fichados ya que antes, los entrenadores eran muy conocidos en todo el territorio nacional. Mi amigo “Toñín” era uno de estos entrenadores que tenía por agente a Arturo Ortega. Jamás lo necesitó para fichar por ningún club. Los cursos a nivel nacional, campus y operaciones altura que impartía eran suficientes para ser conocido por toda España. Toñin me hablaba de Luciano Capiccioni, Valerio Maffia (este nombre lo “supera” todo), para fichar a tal o cual americano. Tenía vídeos proporcionados por ellos. Creo que de estos señores transalpinos aprendieron mucho los agentes españoles, al igual que la propia liga ACB lo hizo de la Lega Italiana cuando copio su modelo de liga superior. El entrenador español no interesaba a los agentes en demasía. No se movían tanto como los jugadores y tampoco conseguían estos, unos porcentajes importantes en personas que ya sabían colocarse en los clubes sin sus ayudas. Una copa del Rey abrió los ojos de mi amigo Toñín. Allí fue abordado por un presidente y un gerente de un club ACB gallego, que le transmitieron lo siguiente: “Toñin, hemos estado detrás de ti, pero tu agente nos ha dicho que estabas muy liado con el trabajo y que no podías hacerte cargo del equipo”. Mentira. Arturo (su agente) había colocado a un entrenador que le interesaba más para que este fuera despedido con precipitación y así cobrar más rápido el porcentaje acordado. Toñín dejo a Arturo Ortega para siempre en ese mismo instante. El añorado y fallecido Martín de Francisco, Morty, fue su último agente (una gran persona al que este mundillo no le pegaba en nada). Hubo muchas denuncias por parte del colectivo profesional español de entrenadores porque se estaban sucediendo muchas contrataciones por debajo del salario mínimo profesional. Esto hacía un daño terrible a la figura del entrenador. Los clubes acordaban “bajo cuerda” una cantidad con un entrenador(a la baja, por darle la oportunidad) y luego declaraban otra muy diferente a la liga. También, Aito García Reneses (lo único que se le puede echar en cara), colocaba entrenadores afines a él y que habían colaborado en sus campus o charlas (en su mayoría catalanes), pues los clubes le llamaban directamente para que les aconsejara por cual o tal entrenador. Todas estas circunstancias, unidas a que los directivos cada vez se fiaban más de los buenos jugadores que de los buenos técnicos (algo inculto y erróneo para este deporte), hizo que el entrenador español cayera en picado y que muchos de ellos empezaran a desaparecer al ser caros. Hay que pensar que en la mayoría de los casos, un entrenador serio de los ochenta/noventa no permitía (dicen que lo invento también Aito) cobrar menos que un jugador nacional y que, en todo caso, los americanos eran los únicos que podrían superar la ficha del técnico. Arturo Ortega. Todos sabemos que es el agente del mejor jugador español, Pau Gasol. José Ortíz, se encargo de la carrera meteórica de Sergio Rodríguez. Sólo centrándome en estos dos casos, es suficiente para analizar su labor, para mí de mayor interés crematístico que humano. Las declaraciones de la madre de los Gasol, María Luisa Sáez, en los medios de comunicación dejan muy a las claras las intenciones de su agente al intentar representar al pequeño de los Gasol, Adría, jugador que todavía no se le ve en el panorama nacional pero que promete unas cualidades importantes: (…)” le están chupando la sangre y se aprovechan de su popularidad para enriquecerse, han pasado de vivir en sitios normales a vivir en chalets de la Moraleja” “Estos tipos son unas sanguijuelas, no paran de chuparle la sangre a mi hijo” (sobre Pau). “Mi hijo es un menor (Adría) y ya lo quieren empezar a utilizar como a mis otros hijos. El diario Marca ya le hizo un reportaje sin mi consentimiento” “No paran de pedir más dinero a Pau, concretamente Arturo, y cada vez más. Empezaron llevándose un 15%, luego subieron a un 18% y ahora quiere un 20%”…) La Gaceta, 15 de noviembre de 2009. José Ortíz,se encargo de la carrera de Sergio Rodríguez, Lo llevo hasta la NBA cuando todos sabíamos que no estaba preparado. En la actualidad no pasa de ser base reserva en un equipo donde el base titular es un escolta (Llull). Sergio pagó muy caro la NBA. Aquel jugador que nos gano la semifinal contra Argentina en Japón con 14puntos (cuando los bases estaban fatal), se ha quedado sin olimpiadas, eurobasket y mundial. Tal vez sólo por ganar dinero demasiado rápido él y su agente. Sergio era toda una promesa y pudo llegar a ser el mejor en su puesto si le hubiesen cuidado. Un claro ejemplo de que la avaricia rompe el saco. En este caso agente y familiares tienen mucha culpa. El último caso, Luis Casimiro fichando, por Unicaja de Málaga, después de haber sido despedido de los dos equipos en puestos de descenso (Estudiantes y Valladolid), debería hacer reflexionar a todos y creer que nuestro baloncesto ha cambiado y qué, por desgracia, ya lo dominan en exclusiva agentes y jugadores. El entrenador, una pantomima del sistema. Debido en gran parte, a los "enterradores de baloncesto" “Para el dinero no hay religiones” (Voltaire)

viernes, 16 de marzo de 2012

De entrenadores a...(I)

1983-1984. Arturo Ortega dirige, con sólo 24 años, al Magia de Huesca en la primera edición de la denominada, por primera vez, competición ACB. Aunque el bautizo de la ACB data de 1982, no se disputa su liga hasta la temporada citada. El estreno del técnico no puede ser más desafortunado y cae en el tercer partido de desempate en el ‘play-off’ por la permanencia frente al Estudiantes de Paco Garrido y, por ende, pierde la categoría.

Casi dos temporadas después, Ortega entrena al Caja de Ronda de Málaga en la prestigiosa Primera B. El dinero entra en el baloncesto y la plantilla de aquel equipo tenía mimbres de sobras para el ascenso a la ACB. Nombres como Toñin Llorente, Quique Villalobos, Germán González y Mike Schultz juegan en el equipo malagueño. Pero en el camino del entrenador se cruza de nuevo un equipo que le deja, en este caso, fuera del ansiado ascenso en los ‘play-off’ a la ACB. Una fatalidad más.

Oximesa de Granada, con jugadores poco conocidos en aquellos momentos (Luis Álvarez, Eduardo Clavero, José Álvarez, Javier Ibáñez, Larry Spicer, Carlos Cabezas padre, etcétera) logra vencer 2-0 al equipo de Arturo Ortega. Esto es en 1986, sólo dos años después del ‘boom’ del baloncesto gracias a la selección española en Los Ángeles.

Por aquel entonces, para que veamos la dimensión a nivel económico de la plata de España, un entrenador, por ejemplo (no necesariamente es el caso de Ortega), podría cobrar antes de la cita olímpica (1983) un millón de pesetas de las de entonces en una temporada. En 1986, y en Primera B, esto se traducía en cobrar ese millón, pero mes a mes, en lugar de en un año. Es decir, unas diez veces más en sólo dos años y en una categoría inferior…

Arturo Ortega se queda en Málaga tras dos sonados fracasos en su meteórica carrera como entrenador. Lucha y consigue el ansiado ascenso a la ACB una temporada después (86-87). Comenzada la temporada ACB 87-88, sólo dura tres partidos en el banquillo ‘cajista’ (tremenda la confianza del club malagueño) y se hace cargo del equipo José María Martín Urbano, su ayudante, hasta que llega el fichaje del excéntrico y gran jugador en su época Moka Slavnic.

Creo que es el entrenador en la historia del baloncesto español que más se pudo dar cuenta de la dureza del puesto que ocupaba en el menor tiempo posible. Lo desagradecido que siempre es un banquillo en el mundillo del baloncesto.

Arturo Ortega sólo contaba 28 años. Los resultados son tan rápidos y fulgurantes como a la par de negativos en su carrera como entrenador. Decide dejarlo por completo. Fracasa totalmente en su intento de ser uno de los entrenadores más jóvenes en la mejor liga europea.

José Luis Ortiz, entrenador madrileño formado en el colegio Menesiano del parque de las Avenidas de Madrid, es fichado por la cantera de Estudiantes y es el hombre de confianza del presidente del club, el tristemente desaparecido Alejandro González Varona. Ortiz llega a ser entrenador del segundo equipo del Estudiantes, el EBA, una categoría que en aquel entonces era muy importante porque sólo por encima de esta existía la ACB. También pasó por el primer equipo de Fuenlabrada cuando este club se acababa de formar y todavía no estaba en la máxima categoría.

José Ortiz pudo haber sido entrenador del primer equipo de Estudiantes. En la larga estancia en el banquillo de Pepu, este mismo fue ‘amenazado’ cuando los resultados en su etapa fueron esquivos. Era el reemplazo cantado de Pepu, pero los resultados mejoraron y Ortiz nunca tuvo su oportunidad.

Ortiz terminó enfrentado a los entrenadores más importantes del club de Ramiro (la nefasta relación con Ángel Goñi le marcó) y finalmente Varona no le pudo respaldar. Su currículo en el club son dos temporadas en la liga EBA (96-97 y 97-98) y, posteriormente, el club (que ‘nunca echa a nadie’) le ofreció un júnior B (primer año) para que, ante la sabida negativa del entrenador, éste saliera por la puerta de atrás y cruzara el ‘puente de plata’ hacía la nada.

Arturo Ortega se une a José Antonio Arízaga para ayudarle en la agencia del segundo. Así comienza la historia del segundo capítulo de este incompleto artículo. José Ortiz se uniría más adelante a Arturo Ortega para ser dos de los agentes más importantes del panorama baloncestístico español.